¿Has paseado por la costanera?

Seguramente sí lo has hecho, por lo que habrás podido darte cuenta de la variedad de especies de aves que podemos encontrar allí: salta a la vista a la presencia de la gaviota cáhuil (Chroicocephalus maculipennis) y de las gaviotas dominicanas (Larus dominicanus), incluyendo algunos individuos juveniles. También habrás notado moverse en la orilla a los churretes (Cinclodes patagonicus), algunas parejas de quetrus no voladores (Tachyeres pteneres) y, si tienes suerte, una o varias carancas (Chloephaga hybrida). Además te habrás dado cuenta que ya volvieron a Quellón los emblemáticos cisnes de cuello negro (Cygnus melancoryphus). ¡Y quedan aún por nombrar muchas otras especies! Como los chorlitos (Charadrius sp.), los patos reales (Mareca sibilatrix) y otras más.

Sin embargo, tal vez también hayas visto que la costanera tiene todo tipo de residuos, como latas, colillas, y plásticos varios, que complementan el paisaje visual junto a la avifauna costera. Esto debería llevarnos a reflexionar: ¿Qué tan buenos co-habitantes somos con las otras formas de vida con las que compartimos espacios? ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra convivencia? ¿De qué manera influimos mutuamente en la existencia del otro? ¿Estamos construyendo una ciudad sana para humanos y no-humanos?

Publicado el febrero 17, 2022 01:31 MAÑANA por camrvaldivia camrvaldivia

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